La Dietética representa uno de los pilares básicos en el tratamiento del sobrepeso y de la obesidad, un grave problema de salud pública que está adquiriendo tintes epidémicos y que representa uno de los grandes retos médicos en las sociedades desarrolladas.
En Europa, la incidencia de la obesidad está entre el 10 y el 25 por ciento. Es la segunda causa de muerte prevenible en los países desarrollados, por detrás tan sólo de las enfermedades derivadas del consumo de tabaco. Es un factor de riesgo añadido cuando existen ciertas patologías: cardíacas, respiratorias, etc. Está asimismo en el origen o el agravamiento de muchas patologías: artrosis sedentaria, diabetes, enfermedad varicosa, hernias, etc.
En la lucha contra la obesidad es fundamental el concepto de abordaje multifactorial y a largo plazo: menor sedentarismo, dieta equilibrada eminentemente hipocalórica, y apoyo de la farmacoterapia; con un control y seguimiento prolongados.
La obesidad es el resultado de un desequilibrio, habitualmente crónico, entre el aporte y el gasto energéticos , que ocasiona un balance energético positivo (= reserva energética). La Dietoterapia debe permitir el control del aporte energético. Existen infinidad de dietas. Para el establecimiento de cualquiera de ellas resulta un paso previo imprescindible, amén de una historia clínica con anamnesis pormenorizada y estudio de hábitos, la realización de determinaciones analíticas previas (bioquímica sanguínea, hemograma, función tiroidea, etc.).
Una dieta de adelgazamiento debe ser esencialmente hipocalórica. Se fundamentan en restricciones cuantitativas y/o cualitativas.
Respecto a la duración del tratamiento , es esencial comprender y aceptar el carácter de cronicidad que, salvo excepciones, tiene la obesidad. Se sustenta en aspectos genéticos y constitucionales, en modificaciones de las conductas alimentarias, en la tendencia a un preocupante sedentarismo,… Se investiga en relación a aquellos y se intenta reorientar éstas. Sin embargo, por el momento, todos los autores coinciden en la necesidad de establecer pautas terapéuticas a largo plazo; y controles y seguimiento prolongado, aún después de haber conseguido la reducción ponderal deseada. EL OBJETIVO PRINCIPAL ES CONSEGUIR UNA REEDUCACIÓN ALIMENTARIA PARA LOGRAR LA ESTABILIDAD DE LOS RESULTADOS.
Como comentario final , cabe decir que visto que el sobrepeso y la obesidad sobrepasan, por sus consecuencias en la salud integral de las personas, el ámbito de lo puramente estético, y que, en muchos casos, se corresponden con errores en los hábitos, se hace preciso siempre el consejo higiénicodietético preventivo. Cuando éstos aparezcan habrá de recurrirse a la dietoterapia, eligiendo la dieta más adecuada para cada paciente, en ocasiones a la liposucción, e incluso a , alternativas intermedias como la colocación del balón intragástrico o a una cirugía más radical ,gastroplastias.
Cuando ingerimos alimentos interaccionan con nuestro organismo mediante procesos químicos que no siempre conllevan consecuencias beneficiosas. En estos casos debemos diferenciar dos fenómenos distintos que tienen consecuencias clínicas diferentes:
Estudios de sensibilidad e intolerancias alimentarias :
• Alergia a los alimentos: Proceso mediado por un anticuerpo, la inmunoglobulina E, desarrollado por nuestro sistema de defensas contra la proteína del alimento ingerido. Dicho proceso se manifiesta con una reacción causa-efecto rápida y más o menos intensa (picores, hinchazón, erupciones en la piel, etc.), que puede provocar que el/la paciente necesite acudir a un servicio de Urgencias Médicas.
• Intolerancia alimentaria: Proceso menos fácil de detectar, cuyas manifestaciones suelen ser menos claras, más insidiosas y a veces difíciles de intuir. La intolerancia alimentaria se debe a la formación de anticuerpos frente a determinados alimentos, pero no del tipo Ig E (que desencadenaría un proceso alérgico), sino en una primera etapa del tipo inmunoglobulina A y, tras múltiples estímulos o contactos sucesivos, a veces durante mucho tiempo, a la formación de inmunoglobulinas G.
Así, determinados alimentos pueden desencadenar trastornos digestivos más evidentes, pero otros pueden producir manifestaciones insidiosas y difíciles de relacionar con el mismo, precisamente por ser patologías moderadas y de tipo crónico. Las manifestaciones clínicas que se han podido relacionar con intolerancia alimentaria son las siguientes:
• Procesos dermatológicos (16): Acné, eczema, psorrais, rashes, urticaria.
• Trastornos gastro-intestinales (50): Dolores abdominales, estreñimiento, diarrea, hinchazón, síndrome del colon irritable.
• Molestias neurológicas (10): Dolor de cabeza, migraña, mareo, vértigo.
• Molestias respiratorias (10): Asma, rinitis, dificultad respiratoria. En estos casos se puede solapar con un proceso alérgico.
• Trastornos psicológicos (11): Ansiedad, letargia, depresión, fatiga, náuseas, hiperactividad (principalmente en niños).
En personas obesas que no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento, se han experimentado pérdidas de peso, al eliminar de la dieta alimentos frente a los que se presentaba una sensibilidad alta. Por tal motivo el Test de Intolerancia Alimentaria puede estar muy indicado como prueba a incluir en las exploraciones clínicas habituales previas a la instauración de una dieta encaminada a tratar la obesidad.
TEST DE INTOLERANCIA ALIMENTARIA
En personas obesas que no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento, se han experimentado pérdidas de peso, al eliminar de la dieta alimentos frente a los que se presentaba una sensibilidad alta. Por tal motivo el Test de Intolerancia Alimentaria puede estar muy indicado como prueba a incluir en las exploraciones clínicas habituales previas a la instauración de una dieta encaminada a tratar la obesidad.
Consiste en realizar, mediante una mínima extracción sanguínea, un análisis de la sensibilidad específica de nuestro sistema de defensas (de la presencia de inmunoglobulinas G) frente a una batería de más de 90 alimentos diferentes , que nos indicará en pocos días cuáles podemos ingerir sin miedo, cuáles debemos restringir y cuáles debemos eliminar completamente de la dieta porque están produciendo un perjuicio a nuestra salud. A partir de ahí se elabora una lista de recomendaciones y si es preciso, una dieta personalizada para eliminar los efectos nocivos que esos alimentos nos están ocasionando.
Se han encontrado mejorías entre la mitad y los dos tercios de los casos, que han cumplido la dieta establecida por su médico, suprimiendo los alimentos que a través de los análisis se han mostrado menos recomendados. En general, la mejoría se percibe entre los 20 y 60 días de haber instaurado la dieta adecuada. Se trata por tanto, de una opción importante a tener en cuenta en el grupo de patologías descritas, y que pueden mejorarse simplemente suprimiendo la causa o alimento que los origina.